Déjame mostrarte una pequeña parte de mi.

Un trocito de lo que soy.

domingo, 11 de mayo de 2008

Närä 1

bueno, hoy me dio por escribir...^^ asiqe aqi dejo la primera parte de Närä


¡Närä!- Exclamo la voz de mi padre, el cual se asomaba por la ventana de la cocina- ¿Qué querría ahora?- Me pregunte extrañada.
Si papa, ¿que pasa?- pregunte, me voz denotaba duda, normal, la tenia.
Nada hija, solo que regreses para cenar ¿de acuerdo?- parecía preocupado, pensé. No era normal que me pusiera hora de vuelta, no en Weedoha, no en este mundo. Pero bueno, no me contraria nada volver para cenar, así que le conteste.
Si papa, no te preocupes, si no mandare a un lembee para que te avise, ¿vale?- era algo de lo mas razonable.
Vale Närä, ten cuidado hija – ¿Y ahora que bicho le ha picado?
Seguí andando en dirección a mi pequeño prado como siempre, en este mundo, a pesar de que me inspiraba tranquilidad y podía recargarme de energías, era como que toda la gente de por aquí era demasiado monótona para mi.
Weedoha, el mundo verde, era un mundo muy pequeño, uno de los muchos en los que teníamos un pequeño hogar mi padre y yo y donde había nacido.
En Weedoha, solo había una raza, los Nires, pequeñas personas con aspecto humano, pero demasiado pequeños para poder pasar por uno de ellos. Medíamos, unos 40cm los más altos, los chicos podían llegar al medio metro, pero nada más. Si te encontrabas a un Nire más alto que eso, sería un cruce con otra raza, de otro mundo.
Los Nires teníamos aspecto humano, pero nuestros ojos completamente rellenos, sin dejar espacio al blanco y con un brillo no natural, una nariz muy pequeña, y una boca de constantes labios rojos nos hacían diferentes.
Por no hablar del cabello, era de lo que estaba más orgullosa; nosotros a la hora de nacer, a parte de tener un alma Nire como cualquier otra raza, compartíamos de alguna manera el alma con el alma de un árbol, una flor, o cualquier planta del bosque, y nuestro pelo, era lo único que así lo demostraba; el color del mismo que seguía el ciclo de las hojas, verde en verano, anaranjado en otoño, como blanco desvaído en invierno, y recobrando su esplendor en primavera. Así era el pelo de aquellos que compartían el alma con un árbol o planta de hoja caduca. Pero había Nires, que nunca llegaban a saber con que planta compartían el alma, pues su pelo seguía un curso totalmente distinto al de las hojas caducas o perennes y cambiaba acorde con el ciclo de dicha planta.
El mio, del cual estaba muy orgullosa, era de un precioso tono rosado, mas oscuro, casi llegando al morado en la raiz y claro en las puntas, era muy fino y mantenía el aspecto de un cabello sano durante todo el año. En primavera se volvía de un color anaranjado precioso, casi dorado, y era más oscuro por la parte superior de mi cabeza, llegando a tomar el color del caramelo liquido. A mediados del verano se iba volviendo de mi color natural, rosado, poco a poco, y me encantaba ver la transición. Aun no había logrado identificar que planta tenía la flor rosa durante todo el año menos en verano.
El alma de la planta nos ponía en sintonía o nos hacía más receptivos con algunas cualidades, por ejemplo a la hora de curar, o de persuadir.

1 comentario:

  1. Tu historia va muy bien, me encantó de hecho!, revisaré tu blog para leer la continuación =D wii!!

    ^^

    Además se ve interesante *0*
    jiji

    Gracias por pasar por mi blog!! :D

    Como lo construí?
    Este... xD es muy largo de decir pero tienes que tener conocimiento HTML para poder editar el layout, eso sí, lo más facil es irte a modificar y agregar un banner solamente que sea de la medida que te dice ahí :D.


    Y gracias por tu comentario! :)

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