Déjame mostrarte una pequeña parte de mi.

Un trocito de lo que soy.

domingo, 24 de junio de 2018

Que maravilloso despertar

Es posible que ya no recuerde como hacía yo aquello de escribir. Lo bonito, creo yo, es como a pesar de los años siempre acabo volviendo aqui. Cómo si de un viejo diario se tratase. Un diario de divagaciones nocturnas.

Y heme aqui, queriendo sentir tantas cosas en este papel digital que como siempre me pasa tras largas pausas, no se ni cómo empezar.

El contexto es una noche calurosa de verano, yo muy hacia dentro de mí en el sofá y Dorantes (piano flamenco) sonando de fondo.

Y me gustaría, yo creo, empezar por explicar el sentimiento de nostalgia que la situación me genera. Hace tanto tanto tiempo, demasiado, sin estar yo sola conmigo escuchando música suave y dejándome sentir. Y solamente el hacerlo, ya me lleva directamente hacia un sentimiento de nostalgia.

Es brutal como la rutina te arrastra de manera ineludible hacia el automátismo. Una y otra vez funciones repetidas. La compañía de una pareja da lugar a una falsa sensación de no soledad y tú, confiado, caes en la trampa de pensar que todo está bien. Y por si acaso te planteas que quizás algo no funcione, tienes de ejemplo al resto de seres humanos de tu alrededor que, en mayor o menor medida, son un reflejo de tus mismos problemas.

Asi, y sin darme cuenta, ha pasado demasiado tiempo sin sentirme para dentro. Sin hacer análisis de mí misma y darme cuenta de las profundas ganas que llevo teniendo de regresar a mis orígenes y reencontrarme con la vida social, la música, la cultura, y el aire libre en general.

He estado años ignorando mi grito interno pidiendo largas conversaciones, debates empatados, bailes al son de solos de cualquier instrumento, noches de verano,  sacar la cabeza por la ventanilla para sentir el aire, conocer gente de países que no son el mío, viajar sola conmigo misma y mi dolor de pies, darme cuenta de que soy mucho más grande de lo que pensaba. Llevo años ignorandome, y poco a poco esa parte ha ido haciéndose más y más pequeña, y ha estado callada mucho tiempo. Bueno, no mucho, siempre decía algo, pero bajito. Y no puedo ni empezar a explicar lo que uno siente cuando se siente despertar.

No puedo dejar de mencionar la música como una constante en mis reencuentros conmigo misma. Es el detonante, el catalizador, es el medio a través del cual soy capaz de volver a mí.

Y fíjate, con la situación tan "triste" que me llega, estoy aquí, tan hacia dentro, y solamente siendo capaz de sentirme a mí misma. Nada de echar de menos. Nada de llantos. Imagínate cuánto tiempo llevo callada.

Y cada día esa parte que lleva tanto tiempo callada se hace más grande, me encuentro un poquito mas conmigo, me siento un poquito más libre. Que maravilloso despertar.