Déjame mostrarte una pequeña parte de mi.

Un trocito de lo que soy.

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domingo, 18 de agosto de 2019

No es una casa de amigas, no es una casa de compañeros de piso, es una casa de familia.

Os voy a contar un secreto. Hay una cosa que me encanta hacer. Y aunque hoy no hace el viento adecuado y hace un poco de calor de más, me apetecía hacerla. Cuando era mas joven y mis veranos duraban 2 meses o casi 3, cuando tenía tiempo para aburrirme, para no hacer nada, para leer todo los libros físicos que no quería cargar durante el año a la espalda, entonces había tiempo para divagar y de una manera que ahora no pasa tanto (por no decir nada) me encantaba sentarme a oscuras en mi habitación con la única luz procedente de la pantalla del ordenador, con música tranquila/triste, la ventana abierta y oliendo a verano, fumarme un cigarro y escribir aquí. Con los años uno deja de tener tiempo de estar solo, de aburrirse, de divagar, pero no deja de amar ese momento de introspección que recuerda con nostalgia. 

Estoy en un momento de paz en mi vida como nunca lo había tenido. Puede ser que sea verdad eso de uno crece y de repente los dramas en las relaciones pasan a ser algo que uno tolera peor, puede ser que la falta de tiempo, la carga de responsabilidades o el estrés pongan un poco en perspectiva lo que realmente importa y la paz empieza a ser un bien muy preciado. Puede ser que esta vez haya elegido mejor, pero la realidad es que estar contigo, tal y como estoy ahora me hace tener unas ganas muy de verdad de hacer una vida contigo. 

Ahora nos enfrentamos a una nueva realidad que aunque lejana todavía, es muy real y es la posibilidad de irnos a vivir juntos, y no a cualquier sitio, si no a Entrevias, a mi casa de la infancia. Quizás si uno no me conoce no sabe lo que eso implica, pero cuando uno pierde a una madre a los 11 años, todos aquellos espacios donde vivió con ella pasan a ser espacios casi sagrados. Son espacios que siempre evocan una emoción, un recuerdo. Son bonitos, son bien. Y si ya de por si cuando uno esta bien con alguien tiene ilusión por crear un espacio conjunto, un espacio común, personal, intransferible, vuestro, yo además no puedo dejar de unir esos sueños con los recuerdos, preciosos, que tengo de cuando viví en esa casa. Y venía yo andando pensando en nosotros, en una casa, en mi casa, en las cosas que me apetece hacer contigo, y no he podido evitar varías imágenes que me ha apetecido plasmar aquí. 

Nos he imaginado llegando, con todos los bártulos, con todas nuestras cosas y pasando la primera noche allí. Hay una cosa que siempre pasa cuando uno se muda, y es esa desorientación de no saber donde esta cuando amanece por primera vez en un sitio nuevo. Me imagino abriendo los ojos en MI casa, a la casa que mas hogar yo he considerado nunca. Me imagino abriendo los ojos y viendo esos armarios empotrados que veía cuando me despertaba los días que dormía en la cama con mi madre, y me imagino todas las mañanas que me he despertado allí, antes de que esa maldita enfermedad se llevase la realidad de familia que para mi ha existido de manera demasiado fugaz. Y de una manera casi mística uno esos dos momentos de felicidad completamente alejados en el tiempo y me llevan casi a las lagrimas. 

Lo siguiente que me he imaginado es montando tu habitación musical, la cual vas a amar por que va a ser la mas grande, luminosa y con mejor acústica que hayas tenido. Me imagino poniendo las cosas, y reservándome un pequeño lugar. MI pequeño lugar, por que esa habitación era la mía. Quiero llevarme mi mueble de cajones, ponerlo debajo de la ventana mas alejada y acomodarlo para poner cojines a la altura de la ventana, para poder sentarme. Nos imagino allí, tu con tus cascos, mezclando algo que acabas de grabar y yo sentada en mi ventana, haciendo lo que sea, leer, con el móvil, el ordena o lo que sea y de forma inevitable ese sueño se mezcla con un millón de recuerdos de mi en esa habitación. Yo intentado dormir con mi madre haciéndome cosquis, yo jugando a los potingues, yo pintando con las manos en un papel tan grande como un mural, yo llamando a mi novio de 9 años, yo bailando "Cuando tu vas", yo sentada en mi ventana cosiendo y escuchando música. Yo, yo, yo. Y ahora seríamos tu y yo en mi espacio mas mio. 

Hay un momento que tengo grabado a fuego, es de el verano de antes de que diagnosticasen a mi madre cáncer de vejiga. Yo ya estaba de vacaciones, era antes de que nos fuésemos a Guardamar, o puede que después de volver. Lo importante es que era verano y estábamos los tres, mi padre, mi madre y yo y era la hora de cenar. Habíamos decidido hacer algo rico, espagueti carbonara, yo había ayudado a mi padre a hacerlos. Nos salimos al jardín, pusimos la mesa y cenamos allí. No paso nada remarcable, lo mas destacable de la noche fue mi padre diciendo que yo tenía el culo de mi madre. Lo bueno es que lo dijo como un cumplido. No pasó nada, nada fuera de lo común, al menos que yo recuerde, pero tuvimos una conversación tranquila mientras cenábamos, estábamos tranquilos, felices en paz. Es uno de los últimos momentos que recuerdo de la niñez cuando uno piensa que las cosas son fáciles, sencillas. Cuando uno piensa que la realidad de mama, papa y familia son conceptos imperturbables que van a estar ahí todo el tiempo que uno necesite. Es uno de los últimos momentos de inocencia que tengo y cada vez que me acuerdo de el soy consciente de todo lo que he perdido. Y nos imagino llegando el verano, haciendo espagueti carbonara, al estilo de mi padre, saliendo al jardín y manteniendo una conversación totalmente meaningless, sin nada remarcable pero tranquila, cómplice, feliz y no puedo evitar que se me llenen los ojos de lagrimas. De alguna manera esa casa significa para mi lo que una familia que se quiere significa. Significa infancia, despreocupación, inocencia, seguridad, y saber que va a ser contigo con quien voy a pisarla de nuevo, con quien voy a crear algo mio, es algo que me llega mucho mas dentro de lo que creo que nadie puede llegar a comprender. 

No es una cuestión racional, es como pensar, saber, que si tu yo vamos a esa casa, lo que nos vamos a encontrar es con mi infancia, con la energía de dos personas que dentro de mi limitado conocimiento, se entendían, se querían, sabían convivir, y que formaron una familia allí. No puedo explicar la manera en que verme allí contigo, feliz me hace sentir. Pero es muy bonita. 

Me apetece volver allí, y me apetece volver y tener la oportunidad de crear algo mio en un sitio al que quiero tanto y que me devuelve tan buenos momentos. Es verdad que la casa no esta como estaba, pero me apetece cuidarla, me apetece ponerla bonita (sin comprar ningún mueble innecesario), me apetece hacerla nuestra, porque siento que contigo no sería blasfemia. Se que puede salir mejor o peor, pero se que sería siempre desde el mas absoluto cariño, desde el mas absoluto respeto. Y la verdad es que no querría irme allí a vivir con otra persona que no fueses tu. No con cualquier persona querría ir a cuba y mucho menos con cualquier persona querría vivir en Entrevias. No es una casa de amigas, no es una casa de compañeros de piso. Es una casa de familia, y te quiero convirtiéndote en la mía, por muy cursi que suene decirlo. 

Y hoy no se cuanto te escribire ahora, antes de dormir, pero quería decirte todo esto. Por que todas estas imagenes, todos estos sueños, son posibles gracias a que eres TU. Con todo lo que TU significa para MI. 

Buenas noches.

domingo, 3 de mayo de 2015

Todo. Lo quiero todo

Feliz dia de la madre, 
mamá

¿Feliz día de la madre? 
No, 
feliz día, gente con madre. 

Se felicita a la madre, 
que te trajo al mundo, 
que te dió la vida, 
que te amó, 
que te ama, 
que es tu madre, 
y yo digo. 

¿Feliz día de la madre? 
No
Felicidades a todos ellos que tienen una madre a la que felicitar
Afortunados, 

Que tienen un beso de buenos días,
y tienen alguien que se preocupa por cuando llegas a casa, 
y que quiere saber los cotilleos de tu vida, 
y que te toca las narices, 
 y que es una pesada contigo, 
y que no te deja en paz, 
y que 
y que 
y que 
y que 

y para mi, sin madre, son todo muestras de amor, 
y las quiero TODAS, 
quiero todo lo que viene con tener madre,
todo. 
Lo quiero todo

Te quiero a ti, 
mama. 




jueves, 9 de octubre de 2014

A partir de mañana

11 años. Alrededor de esta hora, te fuiste. Me dejaste sola.

Durante 11 años he estado llorando tu muerte. Yo tenía 11 también, y a partir de mañana habré vivido más sin ti que contigo.

Todo este tiempo he estado llorando por ti, por todo lo que como madre te habías perdido. No por mi, si no por ti. Por la injusticia de ser madre y no conocer al primer novio de tus hijas, su primera regla, su primera vez, o el primer viaje solas, verlas llorar y verlas reír, crecer, casarse, tener hijos y... así con todo.

Ahora me angustia algo que he comprendido con la muerte de mi tio, y es el miedo, el sufrimiento tanto tuyo, como el mio que probablemente no recuerdo, el de papa, el de la familia, el de todos, pero por encima de cualquiera, el tuyo.

Aunque seas mi madre me gustaría poder volver atrás, para poder decirte, que aunque todo salga mal, va a salir bien. Poder sujetarte la cabeza al vomitar por culpa de la quimio, o hacerte la cena que más te gusta para verte sonreir.

No se si estabas asustada, o no, o si. Recuerdo ciertas cosas, como que querías tener una vejiga de verdad y no una bolsa de plastico, recuerdo que lloramos ese día. Sin embargo no se si aceptaste que te ibas, no se si luchaste, no se si necesitaste a alguien o si lo tuviste (que asumo que si) pero a día de hoy por encima de todo, del dolor, de la pérdida, de la ausencia, por encima de todo, me gustaría saber que no estuviste asustada (que lo estuviste seguro) me gustaría saber que no sufriste con la quimio (que lo hiciste) que aceptaste que te ibas a ir y que estabas bien con ello (que no tengo ni idea pero espero que si).

Con esto quiero decir, que todo esto para mi siempre ha sido una pérdida emocional, un sufrimiento por las cosas que no tuviste, por las que hemos perdido los que no te veremos más. Pero ahora... ha dejado de ser tan solo eso.

Lo más duro de lo del tio pablo ha sido darme cuenta de todo ese sufrimiento y agonía que debiste pasar, Me da igual el cáncer, la muerte, incluso si me apuras el dolor físico, pero... y ¿el interior?¿el miedo? ¿la aceptación? ¿el dejarlo ir? ¿el sentirte vivo y saber que te estás muriendo? ¿el saber que no puedes hacer nada más que matarte lentamente?.

Ojalá..ojalá pudiera mi persona de 22 años volver atrás para ser tu apoyo, para poder tomar un poquito de ese dolor y hacerlo más leve. Ojala, si tenías que morir, pudiera saber que no "sufriste" en el término más amplio de dicha palabra.



Lo peor de todo es saber que desde esta noche, habré vivido más años sin ti, que contigo. 
Y cada vez esa diferencia será más grande.
 Ojala pudiera ser al contrario. 

Te quiero mamá. 

lunes, 21 de julio de 2014

Cancer

Y la vida se le escapó de las manos. 
Se le terminó y aún le quedaban demasiadas cosas por hacer. 

Tumbada en la cama le miro respirar, 
respiración irregular, 
denota su fragilidad, su falta de casi un pulmón, 
su cuerpo herido y enfermo, que deja de funcionar como debería. 
Me acuerdo de la madre,
que también se fue por culpa de un cáncer de pulmón,
y después, 
inevitablemente
me acuerdo de los últimos momentos de la mia. 

Veo como la morfina cobra importancia, 
y quitar el dolor, 
y paliar, 
y aceptar, 
y por ende rendirse
también. 
También ves como el luchar la pierde
y poco a poco solo queda la cruda realidad, 
contra la que no puedes hacer nada. 

Reconozco que yo solo viví el final, 
y reconozco también que yo no acepte nada, 
puede que mi cuerpo lo hiciera por mi, 
pero yo no acepte la vida que tengo ahora, 
yo no la pedi, 
no me la pude imaginar, 
y de haberlo hecho, 
habría salido corriendo en aquel momento. 
Habría gritado, zarandeado a mi madre y rogado que no me dejase. 

Me choca ver como el cuerpo humano se colapsa hasta desvanecerse, 
me impacta ver como solo puedes ver el paso implacable del tiempo y ver como a quien amas deja de ser un ser humano para convertirse en un saco de huesos. 
Me impacta saber que duele, me impacta ver como dejas de comer, 
como lógicamente no vas al baño, 
como estas drogado, contra el dolor claro, 
y dejas de moverte, 
como no puedes hablar y 
un buen día todo se termina. 
Y ya está, fin de la historia. 

No hay finales gloriosos, 
no hay finales bonitos, 
solo, 
finales. 
El cuerpo deja de funcionar 
tu 
te mueres. 


viernes, 1 de febrero de 2013

53



Cincuenta y tres años.

Recuerdo cuando era pequeña y jugábamos en mi habitación con unos cuentos que eran para aprender que era por ejemplo un botón  y tenías que buscar ciertas cosas y colocarlas en los dibujos. No se porque tengo precisamente ese recuerdo, pero se que es uno de mis favoritos.

También recuerdo la primera vez que no me salí dibujando, entonces llegó papa y yo corrí orgullosa a enseñarle mi super dibujo. Tu me habías enseñado.

Recuerdo las cosquis, las noches, cuando me subías el vaso de leche para dormir, cuando elegimos el nombre de Gustavo, cuando te sentabas conmigo y sin tener ni idea de piano tocabas conmigo la pieza solamente para hacerme entender que era posible.

También recuerdo la primera vez que te vi llorar, los paseos por Guardamar y tu forma particular de andar, recoger piedrecitas, y conchas, y millones de cosas que luego guardábamos como reliquias.

Cuando me llevabas al psicomotricidad y encontrábamos tréboles, cuando me traías palomitas a la salida, o cuando me enseñaste a tirarme de cabeza.

Y aunque en el día hay mil cosas que me recuerdan a ti, este año hacen ya 10... Y a partir del año que viene habré vivido lo mismo contigo que sin ti, y me queda mucha vida por delante.

Y me cabrea, me cabrea porque mi vida sería completamente distinta, me cabrea, porque teníamos derecho a ti, teníamos derecho a una  madre de verdad, que se preocupase por nuestras cosas, y que nos mimase cuando lo necesitábamos  a quien poderle contar las cosas, en mayor o menor medida, pero una madre.

Todos deberían tener derecho a una madre y a nosotras nos quitaron ese derecho hace mucho.