Me he levantado esta mañana con unas ganas tremendas de quererte. No se como explicarlo. Cuando estas en una relación de bastante tiempo, llega un momento en que el querer es continuo, que las cosas que antes eran fantásticas, nuevas, brillantes, son rutina, te acostumbras a las cosas nuevas y solo dejas que las malas sigan sorprendiéndote. Luego si se quiere seguir de verdad en la relación consigues emocionarte por las buenas, menos que al principio, y disgustarte en la medida adecuada por las malas.
Pero hay épocas en las que no es así. Para cada uno en la pareja son distintas, y son en las que te das cuenta de hasta donde puede llegar la otra persona por ti. Cuanto está dispuesto a aguantar, a sacrificar por verte feliz. Y a mi esa sensación se me va acumulando y acumulando hasta que estalla en días como hoy en los que daría el mundo por meternos el día entero en una cama a besarnos y hablar, y no tener que dejar de mirarte nunca.
Hay días en los que me doy cuenta de verdad, cuando el estrés de los exámenes no me nubla el cerebro, de todo lo que estás haciendo por mi y de las ganas que tengo de que nos vayamos, de que hagamos lo que queramos solo teniendo que rendirnos cuentas entre nosotros, quiero crecer contigo, quiero que crezcamos y empecemos a ser un nosotros dejando atrás lo malo. Quiero ser tuya y que seas mio en una vida donde los protagonistas seamos nosotros.
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