Déjame mostrarte una pequeña parte de mi.

Un trocito de lo que soy.

lunes, 17 de diciembre de 2012

No veía una vida desolada y vacía



Salió del coche con una sonrisa y pensó en todo lo que le había cambiado la vida en un par de meses.

Es verdad que no era la misma vida, todo había cambiado, uno de sus grandes pilares se había roto en mil pedazos y a día de hoy no quedaban mas que escombros que dolían. 

Siempre había un hueco para que la tristeza se colase y anidase en su corazón, pero no sabía como, cuando miraba a su alrededor no veía una vida desolada y vacía, había mil cosas buenas creciendo y ella las miraba como si de sus pequeños niños e tratasen. 

Eran de colores, unos mas grandes que otros, pero todos cosas que tenían el potencial de hacerla feliz. 

Y sabía que un día bueno no iba a hacer desaparecer todo lo que echaba de menos, el vacío tan grande que había sido capaz de sentir, pero ya no era una persona sola y vacía. 

Ahora podía reír hasta que la doliese, tener una semana de mierda, pero sentir que esta era su vida, su vida ahora, por que miraba hacia atrás y claro que podía imaginar como era antes, pero ya no terminaba de sentirla suya, eso era pasado, ya no era la Celia del pasado, ese pasado no era el presente que le tocaba vivir y lejos de luchar contra ello, se daba cuenta de que estaba cómoda. 

Le había costado su tiempo hacerse con su nuevo traje, pero en este momento lo sentía tan suyo como hacía un par de meses lo veía extraño. La nueva rutina cuanto menos era estimulante, no saber que vas hacer todos los días, sensaciones nuevas, gente nueva, sonrisas fugadas y abrazos que la llenaban el corazón. 

No necesitaba a nadie, podía estar ella, sin nadie, y sentir esto como suyo, podía ver su vida y dejar entrar a quien tuviese el suficiente interés como para sortear las locuras que eran propias de ella. Y pensó que el tener un día feliz tenía tanto derecho a ser escrito y plasmado como lo tenían los días malos. 

Y es que le daría las gracias a toda esa gente que a día de hoy me hacen sentir en mi propia vida. Sola, sin un futuro cierto y seguro, pero viva y dispuesta a conocer todo lo que me pongan delante. A toda esa gente que le había dado la fuerza y amor suficiente como para ver todo lo que tenía delante. 

Se dio la vuelta, vio el coche alejarse y sonrió. Podría acostumbrase. 

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