Déjame mostrarte una pequeña parte de mi.

Un trocito de lo que soy.

domingo, 25 de agosto de 2013

No dejaría de intentarlo.




Y cuando le conoció supo lo que era amar de verdad, de manera pura y sin sentimientos falsos, se dijo que era una pena que solo fuera amistad. Entendió lo que significaba alegrarse de corazón, una alegría pura y sin peros, una sonrisa de verdad, sincera. 

Cuando vio lo que era la amistad de verdad entendió que debería ser el amor, sin esperar nada, siempre agradeciendo y sorprendiéndose, teniendo libertad total y sin sentimientos de culpa por todos lados. Entendió que el amor debería ser libre mas allá de las palabras, mas allá del no pedir, o de saber que así debería ser. 

Con su amigo no tenía que pensar, no reclamaba nada, no esperaba nada, añoraba, de corazón, probablemente mas que a cualquier persona en este momento, pero sin embargo cuando sabía de el, solo podía sonreír, no sentir nada negro y oscuro por dentro. 

Y se pregunto que era lo que cambiaba, que hacía diferente a un amigo que la conocía mejor que a si misma y un chico nuevo que le gustase. ¿Donde estaba el cambio? ¿En el sexo? ¿Todo se remitía a la parte física? no podía creerlo, ¿acaso no tenía miedo de perder a su amigo? ¿acaso no le echaba de menos? 

Sabía como debía sentirse el amor, idílicamente hablando, pero sin embargo no podía dejar de sentirlo distinto, y es que en cuanto te gusta alguien de verdad todo cambia y por mucho que quieras no puede sentirse igual. 

Aun así, sabía que no dejaría de intentarlo. Al menos el tiempo que quedase. 





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