Déjame mostrarte una pequeña parte de mi.

Un trocito de lo que soy.

sábado, 6 de junio de 2020

2020 iba a ser nuestro año

Aquí estamos, casi un año mas tarde de mi ultima entrada, uno puede pensar en la cantidad de cosas que pueden cambiar en un año, puede pensar mil escenarios, yo, de hecho soy una persona muy dada a pensar en las mil posibilidades que puede deparar el futuro, y fíjate que ni por esas me había imaginado esta realidad en la que nos encontramos ahora mismo.

La verdad es que no creo que nadie pueda pensarse en cuarentena, en una cuarentena de casi tres meses donde tu realidad se basa en mascarillas y lavados de manos. La realidad cambia tan rápido que asusta, y cuando uno pensaba que lo tenía todo controlado llega la vida y te demuestra que eres un ingenuo por pensar asi.

Nos veo hace 6 meses, el 2020 iba a ser nuestro año, nos hacíamos mayores nos íbamos de casa con nuestras parejas, teníamos hijos, nos casábamos, nos convertíamos en doctoras. Iba a ser nuestro año. Como cambia la vida. Y ahora con todo patas arriba, sin dos padres, con una niña en cuarenta, con un doctor a distancia  y sin perspectiva de trabajo nos preguntamos que va a ser de nosotros en los próximos meses. No podemos planear con una semana vista, vivimos al día, acostumbrándonos a esta nueva realidad, aceptando que vienen años que no son, ni de lejos como los habíamos imaginado. Algo tan sencillo como dar un abrazo se vuelve una misión de riesgo y el sexo con gente nueva una misión suicida.

No nos queda mas que adaptarnos y la verdad es que me parece increíble la capacidad que tiene el ser humano para adaptarse a la mas inimaginable de las situaciones. Nos quejamos mucho, pero la realidad es que salimos de casa con mascarillas, no vamos a ver a nuestros abuelos, no por que no les queramos si no precisamente por eso. Cuidamos de los nuestros como si nos fuera la vida en ello y de repente ya no somos los mismos que hace 3 meses.

Y mientras tanto cada uno vive la cuarentena a su manera, hay cuarentenas que sacan lo mejor de uno, y cuarentenas que llevan a otros a la mas profunda de las miserias.Hay cuarentenas con jardines y cuarentenas de 20 metros cuadrados. Cuarentenas en pareja y cuarentenas donde la soledad se apodera de nosotros. Cuarentenas sanas, cuarentenas enfermas y cuarentenas con la muerte en cada rincón de la casa.

Para mi la cuarentena ha sido tranquila una apacible vuelta a una casa a la que amo, con una persona a la que amo. Pero la realidad es que también me afecta, como a todos. No pasa en vano. Quizás sea el aire de verano que entra a raudales por las ventanas de la casa en un vano intento de disminuir la temperatura del interior. Quizás sean estas paredes que me recuerdan de manera subconsciente pero constante mis veranos de cuando era niña, sin preocupaciones, quizás sea la realidad de llevar 3 meses sin libertad, pero sea como sea, mi necesidad de libertad alcanza cotas parecidas a hace dos años, cuando te conocí.

Y quizás en ese momento alguien como tu era justamente lo que necesitaba, todo lo nuevo que traigas era tan increíble que caí a tus pies sin darme cuenta, o quizás dándomela pero muy feliz de ello. Quizás en ese momento te necesitaba mas que nunca. ¿Pero lo hago ahora de la misma manera?. La libertad que tu me proporcionas es tan grande que uno podría pensar que todo lo que necesito puedo tenerlo contigo de mi mano, sin necesidad de soltarla para llegar mas lejos. Pero entonces, ¿por que no lo siento asi tan claramente?. ¿Será que después de otro año todas esas cosas que contigo significaban libertad ya no lo hacen, simplemente por que uno no puede apreciar la libertad si la tiene de forma constante?

No tengo claro que sea eso o el hecho de que tus energías no son las mismas que hace un año,o tal vez dos. Quizás ya no siento tanto que puedas ir de mi mano a todas las cosas que quiero hacer derivadas de este encierro. Quiero volver a sentirte a mi paso. Quiero volver a sentir que tu mano no me pesa. Quiero volver a sentirlo por que me encantan todas las situaciones a tu lado, por que lo que aportas a ellas es algo muy grande y bonito. Y quiero poder tener tu presencia, tu toque mágico que enamora en esos recuerdos que aun no han ocurrido.





Agosto 2019

Aqui estamos, después de un año. Llevo varios días pensando en como pasa el tiempo, en como las cosas cambian y como nosostros cambiamos con ellas, como nuestra percepción de la realidad varía, fluctúa, se mueve. Fíjate en mi hace un año. Estaba totalmente necesitada de vida, de andar, de aire, de experiencias nuevas, de ti. Era un ser sin pereza, sin sueño, sin nada que me impidiera hacer todas esas cosas que me habían sido negadas. Negadas por mi la primera. Y estaba ahora aquí, sentada en unas escaleras que el año pasado podrían haberse considerado un sitio muy nuestro y nos miraba en esta noche y me veía tan diferente... Ahora, llevo un año viviendo, a tope, sin dormir, sin parar de sonreír, de andar mi camino con música y contigo de la mano y de repente todas esas cosas que eran nuevas el año pasado ahora forman parte de mi vida de esa manera en que las cosas se vuelven de verdad. Cuando pasan de ser un sueño demasiado bonito a una realidad, una realidad muy tuya. Y eso tiene un problema. Tiene un fallo de planteamiento, y es que todas esas peñas cosas de las que no te creías merecedora pasan a ser tu realidad. Y con esa realidad viene otra, el dejar de acordarte de lo mucho que te costo encontrar alguien que reuniese todas esas cualidades que ahora te hacen tener un nivel de vida muy superior al de hace un año.

De repente me veo acostumbrada a que me cuiden, a llegar a casa (a cualquiera de las dos) y saber que si necesito alguien que me cubra haciendo la cena, voy a tenerlo. Me veo acostumbrada a que me den las buenas noches todos los días, con cariño, de verdad. Me veo acostumbrada a estar sentada al aire libre con una persona que sabe tocar la guitarra, y que la toca. Lo veo y me parece lo mas normal del mundo, pero ¿desde cuando?, ¿desde cuando Celia?


domingo, 18 de agosto de 2019

No es una casa de amigas, no es una casa de compañeros de piso, es una casa de familia.

Os voy a contar un secreto. Hay una cosa que me encanta hacer. Y aunque hoy no hace el viento adecuado y hace un poco de calor de más, me apetecía hacerla. Cuando era mas joven y mis veranos duraban 2 meses o casi 3, cuando tenía tiempo para aburrirme, para no hacer nada, para leer todo los libros físicos que no quería cargar durante el año a la espalda, entonces había tiempo para divagar y de una manera que ahora no pasa tanto (por no decir nada) me encantaba sentarme a oscuras en mi habitación con la única luz procedente de la pantalla del ordenador, con música tranquila/triste, la ventana abierta y oliendo a verano, fumarme un cigarro y escribir aquí. Con los años uno deja de tener tiempo de estar solo, de aburrirse, de divagar, pero no deja de amar ese momento de introspección que recuerda con nostalgia. 

Estoy en un momento de paz en mi vida como nunca lo había tenido. Puede ser que sea verdad eso de uno crece y de repente los dramas en las relaciones pasan a ser algo que uno tolera peor, puede ser que la falta de tiempo, la carga de responsabilidades o el estrés pongan un poco en perspectiva lo que realmente importa y la paz empieza a ser un bien muy preciado. Puede ser que esta vez haya elegido mejor, pero la realidad es que estar contigo, tal y como estoy ahora me hace tener unas ganas muy de verdad de hacer una vida contigo. 

Ahora nos enfrentamos a una nueva realidad que aunque lejana todavía, es muy real y es la posibilidad de irnos a vivir juntos, y no a cualquier sitio, si no a Entrevias, a mi casa de la infancia. Quizás si uno no me conoce no sabe lo que eso implica, pero cuando uno pierde a una madre a los 11 años, todos aquellos espacios donde vivió con ella pasan a ser espacios casi sagrados. Son espacios que siempre evocan una emoción, un recuerdo. Son bonitos, son bien. Y si ya de por si cuando uno esta bien con alguien tiene ilusión por crear un espacio conjunto, un espacio común, personal, intransferible, vuestro, yo además no puedo dejar de unir esos sueños con los recuerdos, preciosos, que tengo de cuando viví en esa casa. Y venía yo andando pensando en nosotros, en una casa, en mi casa, en las cosas que me apetece hacer contigo, y no he podido evitar varías imágenes que me ha apetecido plasmar aquí. 

Nos he imaginado llegando, con todos los bártulos, con todas nuestras cosas y pasando la primera noche allí. Hay una cosa que siempre pasa cuando uno se muda, y es esa desorientación de no saber donde esta cuando amanece por primera vez en un sitio nuevo. Me imagino abriendo los ojos en MI casa, a la casa que mas hogar yo he considerado nunca. Me imagino abriendo los ojos y viendo esos armarios empotrados que veía cuando me despertaba los días que dormía en la cama con mi madre, y me imagino todas las mañanas que me he despertado allí, antes de que esa maldita enfermedad se llevase la realidad de familia que para mi ha existido de manera demasiado fugaz. Y de una manera casi mística uno esos dos momentos de felicidad completamente alejados en el tiempo y me llevan casi a las lagrimas. 

Lo siguiente que me he imaginado es montando tu habitación musical, la cual vas a amar por que va a ser la mas grande, luminosa y con mejor acústica que hayas tenido. Me imagino poniendo las cosas, y reservándome un pequeño lugar. MI pequeño lugar, por que esa habitación era la mía. Quiero llevarme mi mueble de cajones, ponerlo debajo de la ventana mas alejada y acomodarlo para poner cojines a la altura de la ventana, para poder sentarme. Nos imagino allí, tu con tus cascos, mezclando algo que acabas de grabar y yo sentada en mi ventana, haciendo lo que sea, leer, con el móvil, el ordena o lo que sea y de forma inevitable ese sueño se mezcla con un millón de recuerdos de mi en esa habitación. Yo intentado dormir con mi madre haciéndome cosquis, yo jugando a los potingues, yo pintando con las manos en un papel tan grande como un mural, yo llamando a mi novio de 9 años, yo bailando "Cuando tu vas", yo sentada en mi ventana cosiendo y escuchando música. Yo, yo, yo. Y ahora seríamos tu y yo en mi espacio mas mio. 

Hay un momento que tengo grabado a fuego, es de el verano de antes de que diagnosticasen a mi madre cáncer de vejiga. Yo ya estaba de vacaciones, era antes de que nos fuésemos a Guardamar, o puede que después de volver. Lo importante es que era verano y estábamos los tres, mi padre, mi madre y yo y era la hora de cenar. Habíamos decidido hacer algo rico, espagueti carbonara, yo había ayudado a mi padre a hacerlos. Nos salimos al jardín, pusimos la mesa y cenamos allí. No paso nada remarcable, lo mas destacable de la noche fue mi padre diciendo que yo tenía el culo de mi madre. Lo bueno es que lo dijo como un cumplido. No pasó nada, nada fuera de lo común, al menos que yo recuerde, pero tuvimos una conversación tranquila mientras cenábamos, estábamos tranquilos, felices en paz. Es uno de los últimos momentos que recuerdo de la niñez cuando uno piensa que las cosas son fáciles, sencillas. Cuando uno piensa que la realidad de mama, papa y familia son conceptos imperturbables que van a estar ahí todo el tiempo que uno necesite. Es uno de los últimos momentos de inocencia que tengo y cada vez que me acuerdo de el soy consciente de todo lo que he perdido. Y nos imagino llegando el verano, haciendo espagueti carbonara, al estilo de mi padre, saliendo al jardín y manteniendo una conversación totalmente meaningless, sin nada remarcable pero tranquila, cómplice, feliz y no puedo evitar que se me llenen los ojos de lagrimas. De alguna manera esa casa significa para mi lo que una familia que se quiere significa. Significa infancia, despreocupación, inocencia, seguridad, y saber que va a ser contigo con quien voy a pisarla de nuevo, con quien voy a crear algo mio, es algo que me llega mucho mas dentro de lo que creo que nadie puede llegar a comprender. 

No es una cuestión racional, es como pensar, saber, que si tu yo vamos a esa casa, lo que nos vamos a encontrar es con mi infancia, con la energía de dos personas que dentro de mi limitado conocimiento, se entendían, se querían, sabían convivir, y que formaron una familia allí. No puedo explicar la manera en que verme allí contigo, feliz me hace sentir. Pero es muy bonita. 

Me apetece volver allí, y me apetece volver y tener la oportunidad de crear algo mio en un sitio al que quiero tanto y que me devuelve tan buenos momentos. Es verdad que la casa no esta como estaba, pero me apetece cuidarla, me apetece ponerla bonita (sin comprar ningún mueble innecesario), me apetece hacerla nuestra, porque siento que contigo no sería blasfemia. Se que puede salir mejor o peor, pero se que sería siempre desde el mas absoluto cariño, desde el mas absoluto respeto. Y la verdad es que no querría irme allí a vivir con otra persona que no fueses tu. No con cualquier persona querría ir a cuba y mucho menos con cualquier persona querría vivir en Entrevias. No es una casa de amigas, no es una casa de compañeros de piso. Es una casa de familia, y te quiero convirtiéndote en la mía, por muy cursi que suene decirlo. 

Y hoy no se cuanto te escribire ahora, antes de dormir, pero quería decirte todo esto. Por que todas estas imagenes, todos estos sueños, son posibles gracias a que eres TU. Con todo lo que TU significa para MI. 

Buenas noches.

domingo, 23 de diciembre de 2018

Intentsrlo todos y cada uno de los dias como si no hubieras fracasado antes

Y de repente lo ves claro. Eso es exactamente lo que quieres. Justo eso, lo miras, lo saboreas, lo palpas, lo sientes y estás segura. Eso es lo que quieres. Y esta ahí, incluso parece que está a tu alcance, lo rozas, es casi tuyo. Pero no. Hay algo que te lo impide. Sabes lo que es y lo miras de frente, intentas domarlo, llevarlo a un lugar donde no moleste, donde no te impida alcanzar todo eso que quieres, que te gusta, que sabes que te hace feliz. Lo miras, lo intentas y fracasas una y otra vez, de manera inevitable y año tras año. Te frustras, piensas que la siguiente vez lo harás mejor, pero no es verdad y ves poco a poco cómo la distancia con eso que tanto ansias se hace más grande, cada vez más lejos, cada vez más difícil de alcanzar. Y te duele, te duele tanto... Te cabreas contigo misma, vuelves a intentarlo, te vuelves a cabrear, vuelve a estar más lejos, su paciencia más pequeña, su tolerancia también. Y así, día tras día. Te toca contemplar como haces daño a algo que quieres. Te toca saber que cada paso para atrás es culpa tuya. Te toca verlo y aceptar que muy posiblemente llegue el día que eso que sabías que era perfecto para ti, se vaya, y saber que de haber sido capaz de domar lo indomable ahora mismo estaría ahí, contigo. Te toca llorar, te toca asumir, y te toca todos y cada uno de los días intentarlo como si no hubieras fracasado antes.