Le costaba concentrarse, tenía tantas cosas que hacer...
Y la pantalla del ordenador no dejaba de llamarla, buscando, una y otra vez, nada nuevo, nada. Solo la nada.
Ansiedad, dependencia, así se llamaban.
El no estaba, se había ido por otra bronca y ahora estaba fuera de su alcance, podía suponer, hacer conjeturas, pero nada de verdad, no había ningún punto real en todas ellas, nada que mirar, que leer, nada.
Y el sentimiento se extendió por su pecho y llegó al estomago, y ya se quedó, y sabría que estaría con ella muchos días. Ansiedad.
Y ella ya sabía lo que era, lo había sentido y luchado contra ello antes, pero ahora, tan débil como estaba no era tarea fácil.
Y no sabía que hacer, "hacer cosas, distraerte" que no pienso joder, que, simplemente esta ahí, que no hay nada que haga que me distraiga de que está, que es algo que no se va a ir, no hasta que la fuente de esa ansiedad se vaya, y no se iba a ir.
Y tenía muchas cosas que hacer, y no las hacía, solo miraba la pantalla esperando que algo le diese una pista, cualquier cosa, y no aparecería, "sabes que duerme". Pero lo único que estaba consiguiendo era aumentar sus ganas de llorar y agobiarse por no hacer lo que debía.
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