Os voy a contar un secreto. Hay una cosa que me encanta hacer. Y aunque hoy no hace el viento adecuado y hace un poco de calor de más, me apetecía hacerla. Cuando era mas joven y mis veranos duraban 2 meses o casi 3, cuando tenía tiempo para aburrirme, para no hacer nada, para leer todo los libros físicos que no quería cargar durante el año a la espalda, entonces había tiempo para divagar y de una manera que ahora no pasa tanto (por no decir nada) me encantaba sentarme a oscuras en mi habitación con la única luz procedente de la pantalla del ordenador, con música tranquila/triste, la ventana abierta y oliendo a verano, fumarme un cigarro y escribir aquí. Con los años uno deja de tener tiempo de estar solo, de aburrirse, de divagar, pero no deja de amar ese momento de introspección que recuerda con nostalgia.
Estoy en un momento de paz en mi vida como nunca lo había tenido. Puede ser que sea verdad eso de uno crece y de repente los dramas en las relaciones pasan a ser algo que uno tolera peor, puede ser que la falta de tiempo, la carga de responsabilidades o el estrés pongan un poco en perspectiva lo que realmente importa y la paz empieza a ser un bien muy preciado. Puede ser que esta vez haya elegido mejor, pero la realidad es que estar contigo, tal y como estoy ahora me hace tener unas ganas muy de verdad de hacer una vida contigo.
Ahora nos enfrentamos a una nueva realidad que aunque lejana todavía, es muy real y es la posibilidad de irnos a vivir juntos, y no a cualquier sitio, si no a Entrevias, a mi casa de la infancia. Quizás si uno no me conoce no sabe lo que eso implica, pero cuando uno pierde a una madre a los 11 años, todos aquellos espacios donde vivió con ella pasan a ser espacios casi sagrados. Son espacios que siempre evocan una emoción, un recuerdo. Son bonitos, son bien. Y si ya de por si cuando uno esta bien con alguien tiene ilusión por crear un espacio conjunto, un espacio común, personal, intransferible, vuestro, yo además no puedo dejar de unir esos sueños con los recuerdos, preciosos, que tengo de cuando viví en esa casa. Y venía yo andando pensando en nosotros, en una casa, en mi casa, en las cosas que me apetece hacer contigo, y no he podido evitar varías imágenes que me ha apetecido plasmar aquí.
Nos he imaginado llegando, con todos los bártulos, con todas nuestras cosas y pasando la primera noche allí. Hay una cosa que siempre pasa cuando uno se muda, y es esa desorientación de no saber donde esta cuando amanece por primera vez en un sitio nuevo. Me imagino abriendo los ojos en MI casa, a la casa que mas hogar yo he considerado nunca. Me imagino abriendo los ojos y viendo esos armarios empotrados que veía cuando me despertaba los días que dormía en la cama con mi madre, y me imagino todas las mañanas que me he despertado allí, antes de que esa maldita enfermedad se llevase la realidad de familia que para mi ha existido de manera demasiado fugaz. Y de una manera casi mística uno esos dos momentos de felicidad completamente alejados en el tiempo y me llevan casi a las lagrimas.
Lo siguiente que me he imaginado es montando tu habitación musical, la cual vas a amar por que va a ser la mas grande, luminosa y con mejor acústica que hayas tenido. Me imagino poniendo las cosas, y reservándome un pequeño lugar. MI pequeño lugar, por que esa habitación era la mía. Quiero llevarme mi mueble de cajones, ponerlo debajo de la ventana mas alejada y acomodarlo para poner cojines a la altura de la ventana, para poder sentarme. Nos imagino allí, tu con tus cascos, mezclando algo que acabas de grabar y yo sentada en mi ventana, haciendo lo que sea, leer, con el móvil, el ordena o lo que sea y de forma inevitable ese sueño se mezcla con un millón de recuerdos de mi en esa habitación. Yo intentado dormir con mi madre haciéndome cosquis, yo jugando a los potingues, yo pintando con las manos en un papel tan grande como un mural, yo llamando a mi novio de 9 años, yo bailando "Cuando tu vas", yo sentada en mi ventana cosiendo y escuchando música. Yo, yo, yo. Y ahora seríamos tu y yo en mi espacio mas mio.
Hay un momento que tengo grabado a fuego, es de el verano de antes de que diagnosticasen a mi madre cáncer de vejiga. Yo ya estaba de vacaciones, era antes de que nos fuésemos a Guardamar, o puede que después de volver. Lo importante es que era verano y estábamos los tres, mi padre, mi madre y yo y era la hora de cenar. Habíamos decidido hacer algo rico, espagueti carbonara, yo había ayudado a mi padre a hacerlos. Nos salimos al jardín, pusimos la mesa y cenamos allí. No paso nada remarcable, lo mas destacable de la noche fue mi padre diciendo que yo tenía el culo de mi madre. Lo bueno es que lo dijo como un cumplido. No pasó nada, nada fuera de lo común, al menos que yo recuerde, pero tuvimos una conversación tranquila mientras cenábamos, estábamos tranquilos, felices en paz. Es uno de los últimos momentos que recuerdo de la niñez cuando uno piensa que las cosas son fáciles, sencillas. Cuando uno piensa que la realidad de mama, papa y familia son conceptos imperturbables que van a estar ahí todo el tiempo que uno necesite. Es uno de los últimos momentos de inocencia que tengo y cada vez que me acuerdo de el soy consciente de todo lo que he perdido. Y nos imagino llegando el verano, haciendo espagueti carbonara, al estilo de mi padre, saliendo al jardín y manteniendo una conversación totalmente meaningless, sin nada remarcable pero tranquila, cómplice, feliz y no puedo evitar que se me llenen los ojos de lagrimas. De alguna manera esa casa significa para mi lo que una familia que se quiere significa. Significa infancia, despreocupación, inocencia, seguridad, y saber que va a ser contigo con quien voy a pisarla de nuevo, con quien voy a crear algo mio, es algo que me llega mucho mas dentro de lo que creo que nadie puede llegar a comprender.
No es una cuestión racional, es como pensar, saber, que si tu yo vamos a esa casa, lo que nos vamos a encontrar es con mi infancia, con la energía de dos personas que dentro de mi limitado conocimiento, se entendían, se querían, sabían convivir, y que formaron una familia allí. No puedo explicar la manera en que verme allí contigo, feliz me hace sentir. Pero es muy bonita.
Me apetece volver allí, y me apetece volver y tener la oportunidad de crear algo mio en un sitio al que quiero tanto y que me devuelve tan buenos momentos. Es verdad que la casa no esta como estaba, pero me apetece cuidarla, me apetece ponerla bonita (sin comprar ningún mueble innecesario), me apetece hacerla nuestra, porque siento que contigo no sería blasfemia. Se que puede salir mejor o peor, pero se que sería siempre desde el mas absoluto cariño, desde el mas absoluto respeto. Y la verdad es que no querría irme allí a vivir con otra persona que no fueses tu. No con cualquier persona querría ir a cuba y mucho menos con cualquier persona querría vivir en Entrevias. No es una casa de amigas, no es una casa de compañeros de piso. Es una casa de familia, y te quiero convirtiéndote en la mía, por muy cursi que suene decirlo.
Y hoy no se cuanto te escribire ahora, antes de dormir, pero quería decirte todo esto. Por que todas estas imagenes, todos estos sueños, son posibles gracias a que eres TU. Con todo lo que TU significa para MI.
Buenas noches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario