Déjame mostrarte una pequeña parte de mi.

Un trocito de lo que soy.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Vientos de cambio.


Solo son detalles, si, detalles, pequeños, insignificantes pero que agrupados,  organizados, son inmensos, poderosos, y capaces de hacerte cambiar completamente de bando, de opinión.

No tienen porque ser detalles concretos de algo puntual, no, pueden ser infinidad de detalles de las cosas, de las distintas situaciones, son detalles que te entran por los ojos y te llegan al corazón, luego ya es mas difícil que pasen a un plano mas importante aunándose con la cabeza.

Y aunque no es bueno si no paras de ver detalles, de ver cosas que no cuadran que te duelen o simplemente que no te gustan el verdadero problema viene cuando la cabeza empieza a darse cuenta de que un montón de cosas pequeñas hacen una grande y entonces empieza el cerebro a funcionar y ya no para hasta que pasa algo. Bueno o malo.

Y mi cerebro está en stand by no quiere mirar, no quiere sentir, tiene opiniones contradictorias y no quiere pensar, se esta ocultando y esta siendo un cobarde por no mirar a la cara a esa gran nube negra e intentar dilucidar si tras ella solo viene lluvia o se oculta un brillante sol.

Pero para que enganñarnos, la cobarde soy yo, no mi cerebro, ni mi corazón, yo soy la que mira hacia abajo sin querer ver esa inmensa nube que abarca todo, que me cubre con sus sombra sin permitirme disfrutar de las cosas brillantes y buenas.

No se porque siento que necesito hacer un cambio en mi vida, necesito organizarme y pensar y hacer cosas, no parar de hacer cosas, y tu, pequeño remanso de paz hace que me quede segura, en casa, sin salir a la tormenta y aprender a disfrutar de la lluvia.

Y no me malinterpretes, considero que a ti te pasa igual, somos un pequeño remanso de cosas conocidas, seguras, que nos impiden correr altos riesgos por si echamos todo a perder y tu tambien necesitas un cambio, tambien necesitas volver a ser mas tu que lo que eres ahora.

Siento vientos de cambio y lluvia de principios pero los eludo tras paredes y me caliento con fuegos y todo queda atrás como si de una mala pesadilla se hubiera tratado.

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