* Mama, ¿esto es el paraíso?
RECUERDOS
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Como un niño curioso que decide desarmar aquel reloj antiguo que le dijeron que no tocase porque piensa que el, en su perfección infantil será capaz de acordarse del lugar exacto de todas esas piezas oxidadas y magnificas.
El niño que mira el reloj, ese de su tataratataratataraabuelo, reliquia familiar que algún día será suya, y que por supuesto, no funciona.
¿Que puede pasar?
Asique se dispone un espacio, muy sabio el, para poder ir dejando las piezas en orden, va a por sus herramientas, un destornillador, y se sienta con el reloj entre sus piernas.
Lo abre y desarma, maravillado ante tanta perfección, todo encaja, todo está en sus sitio, nada fuera de lugar, si el mueve una de los engranajes todo se mueve, un perfecto mecanismo sin macula. La felicidad le inunda, porque yo creo que no hay nada más maravilloso que ver como todo funciona, como cuando sabes con exactitud donde están las piezas, que es lo que mueven, a donde llevan, que sientes por ellas.
Con cuidado, ya está todo desarmado, el rectángulo de madera hueco y vacío y el suelo lleno de pequeñas piezas todas en orden,orden infantil, pero orden.
Y el niño comienza a rearmar el reloj, y oh! es más dificil de lo que el había imaginado, ahora etsa aterrado, y si mama llega y le pilla, la bronca, pero sobre todo piensa en el magnifico reloj, lo maravilloso de su perfección, asique obstinado y creyendo que nada es imposible continua hasta conseguir que todas las piezas, menos una, encajen.
No puede aguantarlo, no puede dejar de buscar donde encajar esa pieza.
Llora, pues ha destruido para siempre la perfección de aquel magnífico reloj, ya jamás podrá volver a funcionar.
Y mirando aquellos engranajes tratando de encontrar el hueco de aquella maravillosa pieza se tira mucho tiempo, el tiempo exacto para aceptar que esa pieza no encaja con esa colocación de los engranajes, en ese momento esa pieza esta fuera de lugar, no quiere decir que no sea importante, lo es, lo sabe, pero tal y como están colocadas las piezas no encaja, no es su sitio.
La deja a un lado, sabeedor de que algún día alguien desarmará ese reloj, su hijo, su nieto, o quizás algún otro niño mucho más lejano en el tiempo. Y sabe, como buen sabio, que igual el otro niño es perfectamente capaz de ver donde va esa magnifica pieza y en ese momento, en ese instante será tan vital para que el resto encajen como ahora lo es.
Asique deja la pieza a un lado, y cierra el reloj,le da cuerda, solo por mecánica, y su felicidad es máxima cuando ve que las manecillas comienzan a moverse.
Como ese niño, sin saber donde colocar la pieza, donde hacer que encaje en mi pequeño mundo lleno de engranajes, igual solo tengo que entender que tengo que apartarla hasta que sea imprescindible para mi como ahora lo es para que siga adelante.
Igual debo aprender a dejar que el tiempo me enseñe a ver donde colocar las piezas que sobran, porque igual mueven ruedas que ahora no estoy preparada para afrontar.